en los acantilados de la soledad.
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.”
JORGE LUIS BORGES
sábado, 28 de febrero de 2009
Como una ola
en los acantilados de la soledad.
viernes, 27 de febrero de 2009
Para siempre en ti
jueves, 26 de febrero de 2009
Recuérdame
piensa en mí alguna vez,
miércoles, 25 de febrero de 2009
Sin más ataduras
martes, 24 de febrero de 2009
En el Exilio
forjadas de fuego y sueños,
que enhebran alas de cristal.
He moldeado espinas de silencios,
como palabras fetiches
de mi propio olvido.
En el exilio he enterrado el lastre de mi alma
para dejarla volar libre
en la distancia.
lunes, 23 de febrero de 2009
Cinco dolores
domingo, 22 de febrero de 2009
Soy un verso muerto
sábado, 21 de febrero de 2009
Entre las tinieblas
Cómo huir de mi propia sombra,
sin detenerme a encontrarme
en el espejo de la noche.
Cómo salir de mí,
sin abandonarme, sin olvidarme
de ser tan solo silencio.
Cómo encender esta luz
que me diluye con sigilo,
sin definirme entre las tinieblas.
Cómo regresar desde mi otro yo
sin abrasarme, a corazón abierto,
siendo simplemente yo.
viernes, 20 de febrero de 2009
Sólo soy la nada
jueves, 19 de febrero de 2009
Tu vientre
de tu vientre carnal y puro.
florecida y efímera de tus manos.
miércoles, 18 de febrero de 2009
Veintiséis versos
martes, 17 de febrero de 2009
No hacen falta alas
“No hacen falta alas
para ser un sueño”
SILVIO RODRÍGUEZ
No hacen falta alas
para ser un sueño.
Sólo necesito estar despierto
y volar desde el ocaso
hasta la primera luz del alba
para bañarme en tu cuerpo.
Sólo tengo que cerrar los ojos
para morir y renacer en ti
y prenderles fuego
y surcar cada poro de tu piel
hasta recalar en los muelles
de tu alma y de tu cuerpo.
Sólo necesito arrullarme
en el eco de una caracola
con el sonido del océano
para sentirte dentro.
Basta con ser estambre
que fecunde tu corola
antes que el rocío
anegue al amanecer tu cuerpo.
Basta con ser yo mismo
cada mañana, cada mediodía,
cada atardecer, cada noche,
para soñarte de nuevo.
lunes, 16 de febrero de 2009
Una simple palabra
domingo, 15 de febrero de 2009
Herida amarga
Cada palabra hiere como una amenaza,
casi como el desprecio anclado
en el tiempo que dejó de existir,
como un sueño de colores
pintado en blanco y negro
sobre los labios del amanecer.
Cada silencio abrasa la sangre,
como el beso que agoniza,
casi como una caricia arrullada
en el gesto que no termina de crecer.
El silencio es una herida amarga,
como la crónica de una larga muerte.
sábado, 14 de febrero de 2009
Encuentro fortuito
La mañana era gris,
demasiado fría para un doce de febrero,
mientras escuchaba a la Callas
en la Casta Diva de Bellini.
Miré a la derecha en el cruce
y allí estabas tú sentada tras los cristales.
A veces, las rotondas
nos deparan encuentros fortuitos
y por un instante borran la monotonía
que nos deparará el día,
una vez que nos entregamos
a la cotidiana vorágine del trabajo.
La mañana era gris y demasiado fría,
pero en aquella esquina, a las siete y cincuenta,
la trinidad se hizo una,
y aunque hubiera sido un espejismo
la rotonda habría sido perfecta
con la Norma de Bellini.